Cómo Vivir una Vida Fructífera (Parte II)
January 26, 2025

Cómo Vivir una Vida Fructífera (Parte II)

Preacher:
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Passage: Juan 15:4-10

ESF, mensaje del servicio en el día del Señor
26/01/2025
Cómo Vivir una Vida Fructífera (Parte II)
Permanecer en la vid
Juan 15:4-10
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

Herbert Jackson era un nuevo misionero a quien le fue asignado un automóvil. El carro no arrancaba sin un empujón. Siempre necesitó que algunas personas empujaran el carro cada vez que tenía que arrancarlo. Fue a la escuela cerca de su casa. Y obtuvo permiso para sacar a algunos niños de la clase a quienes les pedía que le ayudaran empujando el carro para que arrancara. Dos años después, se enfermó. Tuvo que abandonar la estación misionera. Un nuevo misionero llegó a esa estación. Cuando Jackson transfirió el automóvil al nuevo misionero, le explicó cómo hacer para que el automóvil arrancara. Sin embargo, mientras explicaba, el nuevo misionero levantó la capota y miró el motor, luego dijo: “Vaya, Herbert, creo que el único problema es este cable suelto”. Volvió a conectar el cable, entró en el coche, giró el encendido y el motor arrancó al instante. Durante dos años, el misionero Jackson luchó para arrancar el automóvil porque no sabía que el cable no estaba conectado. El poder había estado ahí todo el tiempo. El problema era una conexión floja entre el encendido y la fuente de poder.

Una clave para hacer que nuestras vidas sean fructíferas es conectar nuestras vidas con Jesús. En estos 7 versículos, Jesús usa la frase “permaneced en mí o permaneced en mi amor” 9 veces. Si quieres vivir una vida fructífera, debes permanecer en Jesús. Porque Jesús es la fuente de la vida. Entonces, ¿qué significa permanecer en Jesús y cómo podemos permanecer en Jesús?

Siga dependiendo de la fuente de vida en Jesús
Las ramas de una vid no tienen ningún poder o energía para sostener sus vidas por sí mismas. Deben permanecer en el tronco principal de una vid para mantener sus vidas, crecer y producir frutos. Entonces, un jardinero en un viñedo se asegura de que todas las ramas permanezcan conectadas a un tronco de vid.

No tenemos la fuente de la vida en nosotros mismos. No podemos dar ningún fruto por nuestro propio esfuerzo. Jesús dice: separados de mí nada podéis hacer. Para vivir una vida productiva, tenemos que depender de la fuente de vida de Dios que está en Cristo Jesús.
Juan 1:3-4 dice: Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Depender de Cristo como fuente de vida debe hacerse constantemente día a día. La dependencia total de Cristo debe ser nuestro patrón de vida y hábito diario. Así como los sarmientos deben depender constantemente del tronco de la vid para recibir su fuente de vida, nosotros debemos depender constantemente de Cristo, quien es la fuente de nuestras vidas.

Para depender de Jesús, debemos reconocer que no tenemos el poder de producir fruto por nuestro propio esfuerzo. Debemos reconocer que no tenemos poder para vencer la tentación y el ataque del diablo. Debemos reconocer que necesitamos Su poder, Su provisión, Su sabiduría y Su protección momento a momento y que debemos depender completamente de Cristo mediante la oración constante.

Cuando Dios quiere hacer que nuestras vidas sean fructíferas, nos disciplina para que dependamos constantemente de Cristo. Dios entrena a sus hijos para que dependan de Él día tras día.

Para hacer que los israelitas vivieran una vida fructífera, Dios los entrenó en el desierto para que dependieran completamente de Él. En el desierto donde no había nada más que arena y viento, Dios los entrenó para depender de Él para sus necesidades diarias: alimento, ropa, zapatos, seguridad y guía. Dios los entrenó para depender de Él todos los días durante 40 años. Cuando la dependencia total de Dios se convirtió en su modelo de vida, Dios los guió a la tierra prometida y bendijo sus vidas.

Eso fue lo que hizo el Señor cuando entrenó a Elías el Profeta para que diera mucho fruto. El Señor le dijo que se fuera a un lugar remoto y que se quedara allí indefinidamente. En ese lugar no había nada que Elías el Profeta pudiera hacer para suplir sus necesidades diarias. Tenía que depender totalmente de la provisión de Dios todos los días. Después de que Elías pasó el entrenamiento, Dios lo usó de una manera poderosa.

Cuando Lincoln era presidente, un visitante se quedó en la Casa Blanca durante tres semanas como su invitado. Una noche, poco después de la batalla de Bull Run, este visitante no pudo dormir.
De repente oyó una voz baja que provenía de la habitación donde dormía el presidente. Se levantó y caminó hacia la puerta, que estaba entreabierta. Entonces vio al presidente arrodillado ante una Biblia abierta.
La luz se apagó y el presidente estaba de espaldas a la puerta, no sabía que lo estaban escuchando. En tono lastimero y solemne, el presidente oraba: “¡Dios que escuchaste a Salomón en la noche cuando oraba y clamaba por sabiduría, escúchame!
Yo no puedo liderar a este pueblo. No puedo guiar los asuntos de esta nación sin Tu ayuda. Soy pobre y débil… Oh Dios, tú escuchaste a Salomón cuando clamó por sabiduría, escúchame y salva a esta nación.”

Lincoln reconoció ante Dios que no tenía ningún recurso, sabiduría o poder para liderar a la nación en la crisis de la guerra civil. Buscó la sabiduría y la guía de Dios dependiendo completamente de Él por medio de la oración. Y Dios lo ayudó a guiar a la nación a través de su crisis.

Si Dios te ama como a Su hijo y quiere hacer que tu vida sea fructífera, Él te disciplinará para que dependas de Él diariamente. Él no te dará muchas cosas a la vez, sino que te proporcionará justo lo que necesitas día a día. Cuando estés listo para depender completamente de Él, Él hará que tu vida sea fructífera.

Sigue teniendo una conexión personal con Jesús
Permanecer en Jesús significa tener una conexión personal con Jesús. Significa conectarnos no con los milagros de Jesús, no con Sus bendiciones visibles, sino con Él mismo. Nuestra madurez y fortaleza dependen de cuan buena conexión personal tengamos con Jesús. Para llegar a ser más maduros y fuertes, el conocer a Jesús y tener a Jesús mismo debería ser el todo en nuestras vidas.

En Filipenses 3:8 Pablo dice: … estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

En el libro de Juan capítulo 6, muchas personas seguían a Jesús cuando realizaba los milagros de los panes o la curación de los enfermos. Pero cuando Jesús dejó de hacer milagros en ellos y los animó a tener una conexión personal con Él, la mayoría de ellos lo abandonaron. Estaban siguiendo a Jesús no para buscar a Jesús, sino por las cosas que podían obtener de Jesús.

Después de que la mayoría de esas personas dejaron a Jesús, Él preguntó a Sus discípulos: Ustedes no quieren irse también, ¿verdad? Entonces Pedro respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Ellos seguían a Jesús no porque quisieran obtener algo de Él, sino porque creían en Jesús como la fuente de su vida eterna. Estaban siguiendo a Jesús debido a su conexión personal con Él.

Esa conexión personal con Jesús les fortaleció su fe.

Tener una conexión personal con Jesús es obedecer Su palabra: Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor(versos 9-10).

El Señor escuchará a tus oraciones y hará que tu vida sea fructífera a través de tus oraciones si mantienes una conexión personal con Jesús obedeciendo continuamente la palabra de Jesús: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. (verso 7).

La clave para obedecer Su palabra es amar a Dios y amar a nuestro prójimo.
Jesús dice : Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40).

Durante más de 40 años, Berlín Oriental estuvo controlado por los comunistas. Berlín Occidental era libre. Un día, unas personas que vivían en Berlín Oriental tomaron un camión lleno de basura y lo arrojaron en el lado de Berlín Occidental. El pueblo de Berlín Occidental podría haber tomado represalias haciendo lo mismo. Pero en lugar de eso, tomaron un camión lleno de productos enlatados, pan y leche y lo amontonaron cuidadosamente en el lado de Berlín Oriental. Encima de este monton de comida colocaron el letrero: “Cada uno da lo que tiene”. Semejante acto de amor rompió el endurecido corazón de los comunistas, el cual no pudo ser quebrantado por otra cosa.

Si amamos a Dios más que a cualquier otra cosa, y amamos a nuestro prójimo, incluyendo a nuestros enemigos, permaneceremos en Jesús. Jesús revelará el poder de su amor a través de nosotros. Este amor es más poderoso que el odio. Este amor es más poderoso que el poder de la muerte. Este amor combinado con la oración es más poderoso que cualquier arma. Demolerá la fortaleza del diablo. Este poder del amor dará fruto. Romperá el corazón endurecido de nuestros enemigos. Dará frutos de reconciliación y perdón.

Sigue confiando en la gracia de Jesús
Permanecer en Jesús es seguir confiando en su gracia en tiempos de pruebas.

Cuando no hay viento o un viento ligero contra una vid, no se sabe qué ramas están muertas o vivas, y qué ramas están separadas de la vid o unidas a la vid. Pero cuando hay un viento fuerte, se puede distinguir claramente uno de otro. Además, las ramas de los árboles se vuelven más fuertes por el fuerte viento que sopla.

Jesús usa las pruebas y las dificultades como un viento fuerte para probar nuestra fe y hacernos más fuertes y productivos. Santiago 1:2-4 dice: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Una vez, Pablo estaba sufriendo severamente por un aguijón en su carne. Oró fervientemente al Señor para que le quitara la espina. Pero el Señor le dijo a Pablo: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9). La fe de Pablo se fortaleció al confiar en la gracia suficiente del Señor y pudo superar la prueba.

Cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de prueba, tenemos que tomarla como una oportunidad para orar y confiar en la gracia suficiente del Señor.

Si confiamos en la gracia suficiente del Señor en las pruebas y dificultades, Él nos moldeará para que seamos más fuertes y más maduros para que podamos producir buenos frutos, frutos que nunca hubiéramos podido producir por nosotros mismos.

En 1989, un terremoto arrasó Armenia, matando a 30,000 personas en menos de 4 minutos. Después de que se detuvo el terremoto, un padre corrió a la escuela primaria a la que asistía su hijo. El edificio era poco más que un montón de escombros, pero recordó lo que le había prometido a su hijo: “Pase lo que pase, siempre estaré ahí para ti”. E impulsado por esa promesa, encontró el área más cercana al salón de clases de su hijo y comenzó a quitar piedras. Otros padres se acercaron y sollozando dijeron: “Es demasiado tarde. Están todos muertos”. Pero el padre se negó a rendirse. Durante 8 horas, 16 horas, 36 horas cavó. Tenía las manos en carne viva y su energía se había ido, pero se negaba a rendirse. Y finalmente, mientras retiraba una gran roca, escuchó el grito de su hijo: “Papá, soy yo”. El999
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9 niño estaba con un pequeño grupo de niños que estaban vivos, atrapados bajo los escombros. Les había dicho a los demás que su papá lo iba a salvar porque había prometido estar siempre ahí y que cuando lo salvara a él, también los salvaría a ellos (Max Lucado, WHEN CHRIST COMES, Nashville; Palabra, 1999, PÁGS. 21-22).

Debemos perseverar en todas las circunstancias con fe en que Jesús nunca nos dejará ni nos abandonará en todas las circunstancias, y que Él ciertamente nos librará.

Para permanecer en Él, no necesitamos ser perfectos o estar libres de pecado. Jesús es siempre misericordioso. Incluso si pecamos, Jesús siempre nos proporciona una manera de ser perdonados y nos da una segunda oportunidad.

Pedro era un hombre muy inestable. Cometió serios errores mientras seguía a Jesús. Pero aun así pudo vivir una vida muy fructífera. Más tarde, en Jerusalén, miles de incrédulos llegaron a la salvación de Cristo a través de su predicación. ¿Podía hacer eso porque era una persona buena o noble? ¡No! Solo pudo hacerlo por la gracia y la misericordia de Cristo. Aunque cometió muchos errores, incluso pecó, el Señor lo perdonó misericordiosamente y lo animó a confiar en Su gracia. Y Jesús le dio el poder de producir muchos frutos. El secreto de su vida fructífera fue permanecer en la gracia de Cristo. Con esa experiencia, Pedro nos anima a todos a seguir confiando en la misericordia del Señor: vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 Pedro 2:10).

Cuando te sientas derribado y deprimido por tus pecados o errores, no te rindas. Confía en Su gracia, Su perdón y Su amor incondicional. Y Él hará que tu vida vuelva a ser fructífera.