
Una vida bendecida en la fidelidad y la gracia de Dios
ESF, mensaje del servicio en el Día del Señor
02/03/2025
Una vida bendecida en la fidelidad y la gracia de Dios
Texto: Mateo 1:1-6
Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
En la década de 1920, había un famoso jefe de la mafia en Chicago. ¿Su nombre? Al Capone. El cometió crímenes horribles y aterrorizó a la gente. Fue arrestado y juzgado muchas veces. Pero cada vez ganaba los juicios y permanecía como un hombre libre. ¿Cómo? Tenía un abogado que se llamaba Eddie O’Hare. Su experta habilidad legal evitó que Al Capone fuera acusado por sus crímenes. Para mostrar su agradecimiento, Capone le pagó a Eddy no solo mucho dinero, sino también mucho terreno en una ubicación privilegiada de la ciudad. La finca era tan grande que ocupaba una manzana entera.
Eddie tenía un hijo al que quería mucho. Eddie se encargó de que su hijo pequeño tuviera lo mejor de todo: ropa, coches y una buena educación. No se le negó nada. Y a pesar de su participación en el crimen organizado, Eddie incluso trató de enseñarle a su hijo lo que está bien y lo que está mal. Quería que fuera un hombre mejor de lo que era.
Sin embargo, con toda su riqueza e influencia, había dos cosas que Eddie no podía darle a su hijo. Un buen ejemplo y un buen nombre.
Un día, Eddie tomó una decisión difícil. Ofrecerle a su hijo un buen nombre era mucho más importante que todas las riquezas. Tenía que rectificar todo el mal que había hecho. Fue a las máximas autoridades y les contó la verdad sobre Al Capone. Trató de limpiar su nombre manchado y ofrecerle a su hijo un apellido de honor. Para hacer esto, tendría que testificar contra la mafia, y sabía que el costo sería grande. Pero él quería dar un buen ejemplo, y quería que su hijo tuviera un buen nombre. Así que, testificó. Al cabo de un año, la vida de Eddie terminó en una ráfaga de disparos en una solitaria calle de Chicago.
Pero su hijo estaba decidido a llevar su apellido como un nombre honorable. Más tarde se convirtió en piloto de combate y luchó valientemente contra los japoneses y ganó muchas batallas aéreas. Fue reconocido como un héroe y se le otorgó uno de los más altos honores militares de la nación. Hoy en día, el aeropuerto O’Hare de Chicago lleva su nombre en homenaje al héroe.
Nuestro apellido tiene ciertos significados. Algunos apellidos como Kennedy, Bush, Obama, Biden y Trump significan riqueza, poder y autoridad en la historia moderna de los Estados Unidos.
Pero la mayoría de la gente común nunca tendrá el poder y la autoridad de esos apellidos. Sin embargo, en este texto, Dios nos ofrece el apellido más poderoso de todos los nombres. Es el de la familia de Jesucristo.
Si perteneces a la familia de Cristo, tu apellido se convierte en cristiano y tienes el poder y la autoridad del Rey de reyes, cuya riqueza, poder y autoridad supera a todas las personas más ricas y poderosas de la tierra.
¿Cómo puedes ser miembro de esta familia? El texto de hoy te enseña cómo puedes ser miembro de esta familia y cómo puedes vivir con el poder y la autoridad de esta familia.
Por fe en la fidelidad de Dios
Una de las razones por las que muchas personas viven en la miseria es porque hay promesas incumplidas en sus vidas. Cuando los jóvenes se casan, se prometen el uno al otro: “Te amaré hasta que la muerte nos separe”. Pero algunos años después, es posible que ambos o uno de ellos no quiera cumplir la promesa. Cuando las personas hacen asociaciones comerciales, algunos socios no cumplen sus promesas y rompen los corazones de los demás socios. Las promesas de los hombres son frágiles o falsas. Si vives tu vida de acuerdo con las promesas de los hombres, te sentirás decepcionado a causa de sus promesas incumplidas.
Esto no significa que no debamos confiar los unos en los otros. Tenemos que confiar los unos en los otros. Pero no debemos confiar los unos en los otros como si tuviéramos el poder y la capacidad de cumplir las promesas en todo momento.
El Salmo 146:3-4 dice:
No confiéis en los príncipes,
Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;
En ese mismo día perecen sus pensamientos.
Isaías 2:22 dice: Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
La genealogía de Jesús comienza con la frase: “el hijo de Abraham. A través de la vida de Abraham, Dios nos está mostrando en qué debemos confiar. Es, en la promesa de Dios. Y es, en la fidelidad de Dios quien siempre cumple sus promesas.
Abraham era un hombre muy anciano que no tenía un hijo. En la antigüedad, un anciano sin un hijo era un hombre miserable. Porque en la antigüedad, un hijo podía significar todo para un anciano. Un hijo podría ser su protector, su proveedor y su cuidador principal. Por lo tanto, un anciano sin un hijo no tenía un cuidador principal, ni un proveedor, ni un protector, ni nadie en quien pudiera confiar en la tierra.
Pero un día Abraham escuchó la palabra de Dios. Dios le dijo dos cosas. Una era una orden y la otra era una promesa. El mandamiento era que tenía que dejar su hogar e ir a un lugar donde Dios le instruyera. La promesa era que Dios le daría un hijo y a través de él, Dios haría una gran nación y bendeciría a todas las personas.
Abraham creyó en la promesa y abandonó su hogar. Fue al lugar donde Dios le dijo que fuera. Cuando era anciano, esperaba que Dios cumpliera su promesa de tener un hijo pronto, probablemente en unos pocos años. Pero Dios no cumplió la promesa como Abraham esperaba. Después de recibir la promesa, pasaron unos años pero no pasó nada. Pasaron 5 años. Pasaron 10 años. Pasaron 15 años. Pasaron 20 años. Pasaron 24 años. La promesa no se cumplió. Así, de vez en cuando, la fe de Abraham se tambaleaba. Cuando su fe se tambaleó, no supo qué hacer. Una vez trató de tener un hijo a través de una sirvienta que no tenía nada que ver con la promesa de Dios.
Pero Dios le ayudó a recuperar su fe una y otra vez. Y finalmente, 25 años después, Dios le dio un hijo tal como lo había prometido. Dios le ayudó a ver al Salvador que vendría a través del linaje de su descendencia. Aunque Abraham era un anciano miserable y sin esperanza, fue por Dios, quien cumplió fielmente su promesa, que se convirtió en un hombre bendecido. No fue ni su propia fuerza ni su propio esfuerzo lo que lo convirtió en una persona bendecida. Fue la fidelidad de Dios.
Aunque creemos en la promesa de Dios, nuestra fe puede debilitarse. Casi podemos renunciar a creer en la promesa de Dios. Pero Dios nunca se da por vencido con nosotros. Él sigue ayudándonos a recuperar nuestra fe y a creer en Su promesa hasta que Él la cumpla.
En esta genealogía de Jesús, Él también es el hijo de David. ¿Por qué es importante? A pesar de que David cometió algunos errores, y algunos pecados muy grandes, amó a Dios con todo su corazón y Dios a cambio también amó a David. Dios le hizo una promesa a David en 2 Samuel 7:16: Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
Dios le prometió a David que su reino duraría para siempre, que uno de su casa, o descendientes, sería rey para siempre. Pero hubo un tiempo en que parecía que esta promesa no resistiría la prueba del tiempo. Después de la muerte de David, su hijo causó una división en la nación, y para el tiempo de sus nietos la nación de Israel se había dividido. No pasó mucho tiempo habiendo dos naciones, Israel y Judá. Y luego, con el transcurso del tiempo, las dos naciones serían destruidas y llevadas al exilio. Parecería que Dios no cumplió su promesa, porque no había un trono terrenal ni un rey terrenal del linaje de David.
Pero Dios estaba enviando un rey, y él ciertamente sería descendiente de David, como dice Gálatas 4:4-5: Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. En la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo. Envió a Jesucristo, el hijo de David.
A través de Jesús, Dios confirma que todos los que se acerquen a Jesús y crean en Él recibirán la misma bendición. Dios nos está diciendo: Si vienes a Jesús, mi Hijo, y vives por fe en Él, te haré confiar en mis promesas. Y cuando confías en mis promesas, nunca te decepcionarás. Ciertamente cumpliré todas las promesas. Es posible que ahora te sientas desesperado debido a tu difícil condición. Pero no te rindas. Sigue confiando en mi fidelidad. Espera hasta que cumpla las promesas.
Cuando vivamos de acuerdo con la promesa de Dios, nuestras vidas estarán sobre una roca sólida. Aunque la promesa no se cumpla como esperamos, ciertamente se cumplirá. Mientras esperamos que se cumpla la promesa, Dios nos ayuda a crecer en la fe. Dios nos convence de que Él es fiel y que verdaderamente cumplirá Su promesa. Dios fortalece nuestra fe para ver su mundo misterioso de una manera más profunda, amplia y elevadamente. Así que, mientras esperamos que Dios cumpla su promesa, podemos vivir con esperanza.
Números 23:19
Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Si tienes un problema que nadie puede resolver, trata de encontrar una de las promesas de Dios para el problema y aférrate a esa promesa. Si tienes un problema de miedo, aférrate a la promesa de Dios de valentía.
Josué 1:9, “seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”
Si tienes un problema financiero, aférrate a la promesa de Dios de bendición financiera. Filipenses 4:19,”Y mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Si tienes un problema de conflicto y amargura, aférrate a la promesa de Dios de perdón y paz. Juan 14:27, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Si tienes un problema de depresión, aférrate a la promesa de Dios de esperanza y gozo. Romanos 15:13, “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.”
Si tienes un problema de enfermedad, aférrate a la promesa de Dios de sanidad.
Isaías 53:5 – “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Y Dios ciertamente cumplirá la promesa de acuerdo con Su fidelidad.
Por fe en la gracia de Dios
Otra bendición en esta genealogía es que cuando vivimos con fe en Jesús, podemos vivir en la gracia de Dios. Y una vida en la gracia de Dios es una vida muy bendecida. ¿Por qué?
Aquí, en la genealogía de Jesús, podemos encontrar personas que tuvieron un pasado vergonzoso. En el verso 3, podemos ver una historia familiar inusual. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, ¿Sabes cuál era la relación entre Judá y Tamar? El registro original de su relación se encuentra en el libro de Génesis capítulo 38. Judá era el suegro de Tamar. Tamar era la esposa del hijo mayor de Judá, Er. Pero el hijo murió sin dejar un hijo que sucediera a su nombre. La única manera de heredar el nombre del hijo muerto era permitir que la viuda se casara con el hermano del hijo muerto. Así que Judá permitió que su segundo hijo Onán se casara con Tamar, la esposa de su hermano muerto. Pero ese hijo también murió sin dejar un hijo.
Y Judá tuvo miedo de darle otro hijo a Tamar, porque pensaba que si le daba otro hijo, el hijo también moriría. Pero Tamar estaba molesta por la decisión de Judá. Entonces, se disfrazó de prostituta y se cubrió la cara con un velo y sedujo a su suegro y se acostó con él. Y ella quedó embarazada y dio a luz a los hijos gemelos: Fares y Zera. ¡Qué pecado tan impensable cometieron! Pero Dios puso sus nombres en la genealogía de Jesús.
Veamos otros nombres: Rahab y Rut en el versículo 5. Ambas eran gentiles que no tenían derecho a pertenecer al pueblo de Dios. Rahab era una prostituta. Sin embargo, Dios permitió que llegaran a ser esposas de antepasados de la ascendencia de Jesús.
Veamos también a David y a la esposa de Urías en el versículo 6. David cometió adulterio con la esposa de uno de sus propios soldados, Urías, que le era leal. Además, cuando David descubrió que la esposa de Urías estaba embarazada, mató a Urías para ocultar su pecado (2 Samuel capítulo 11). ¡Qué pecados tan terribles cometió David! Pero Dios permitió que esos nombres fueran puestos en la genealogía de Jesús.
¿Por qué?
Dios no aprueba sus pecados vergonzosos, sino Dios lo muestra
“No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” (Isaías 53:6)
Dios muestra que el pecado vergonzoso del hombre puede ser perdonado y borrado en Jesucristo. Dios muestra que no hay pecado que no pueda ser perdonado en Jesús. Dios muestra que un hombre puede ser liberado de su pasado vergonzoso. Dios nos muestra que, a pesar de nuestro pasado vergonzoso, todavía podemos tener la oportunidad de vivir una vida nueva, y todavía podemos recibir Sus bendiciones si creemos que Jesús es el Hijo de Dios y que Jesús murió por nuestros pecados.
Dios nos muestra que debemos vivir por fe en Su gracia, no por nuestras propias buenas obras.
En Romanos 4:6-8 Pablo expresa la verdad de esta manera:
David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7 diciendo:Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,Y cuyos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.
Había una muchacha muy bonita, Cristina, que vivía con su pobre madre en un pequeño pueblo de Brasil. Anhelando dejar su pobre barrio brasileño, Cristina quería conocer el mundo. Descontenta con una casa que solo tenía una paleta en el suelo, un lavadero y una estufa de leña, ella soñaba con una vida mejor en la ciudad. Una mañana se escapó, rompiendo el corazón de su madre. Sabiendo cómo sería la vida en las calles para su pequeña y atractiva hija, su mamá María se apresuró a ir a buscarla. De camino a la parada del autobús, entró en una farmacia para comprar una última cosa. Fotos. Se sentó en la cabina de fotografías, cerró la cortina y gastó todo lo que pudo en fotos de sí misma. Con su bolso lleno de pequeñas fotos en blanco y negro, abordó el siguiente autobús a Río de Janeiro.
María, la madre de Cristina, sabía que Cristina no tenía forma de ganar dinero. También sabía que su hija era demasiado terca para darse por vencida. Cuando el orgullo se encuentra con el hambre, un ser humano hará cosas que antes eran impensables. Sabiendo esto, María comenzó su búsqueda. Bares, hoteles, discotecas, cualquier lugar con fama de ambulantes o prostitutas. Acudió a todos. Y en cada lugar dejaba su foto, pegada en el espejo de un baño, pegada a un tablón de anuncios del hotel, sujeta a una cabina telefónica de la esquina. Y en el reverso de cada foto, escribió una nota.
No pasó mucho tiempo antes de que tanto el dinero como las fotos se agotaran, y María tuvo que irse a casa. La madre cansada lloró cuando el autobús comenzó su largo viaje de regreso a su pequeño pueblo. Unas semanas más tarde, la joven Cristina bajó las escaleras del hotel. Su rostro joven estaba cansado. Sus ojos marrones ya no bailaban con la juventud, sino que hablaban de dolor y miedo. Su risa estaba rota. Su sueño se había convertido en una pesadilla. Mil veces había deseado cambiar aquellas innumerables camas por su lecho seguro. Sin embargo, el pueblecito estaba, en muchos sentidos, demasiado lejos. Al llegar al pie de las escaleras, sus ojos notaron un rostro familiar. Volvió a mirar, y allí, en el espejo del vestíbulo, había una pequeña foto de su madre. A Cristina le ardían los ojos y se le apretaba la garganta mientras caminaba por la habitación y sacaba la pequeña foto. En el reverso estaba escrita esta convincente invitación: “Lo que sea que hayas hecho, lo que sea en lo que te hayas convertido, no importa. Por favor, vuelve a casa”. Y lo hizo.
En esta genealogía de Jesús, Dios nos muestra su propia foto a todos nosotros. Cuando nos preguntamos sin fe, Dios muestra su rostro de gracia y misericordia. Cuando estamos agonizando en nuestros propios caminos pecaminosos, Dios nos está mostrando Su rostro de gracia para que podamos regresar a casa, el hogar donde podemos tener paz con Dios, donde podemos comenzar una nueva vida de nuevo, donde podemos recibir la mejor bendición que necesitamos.
No importa dónde hayas estado. No importa lo que hayas hecho. Lo que importa ahora es lo que permites que Dios haga en tu vida a través de Jesucristo. Cree en la gracia incondicional de Dios disponible para ti en Cristo. 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Dios quiere que veamos hoy que a través de Cristo todo es posible. A través de Él, incluso tú y yo podemos ser utilizados. A través de Él, no importa lo malo que sea nuestro pasado. A través de Él nuestras vidas pueden ser cambiadas, aunque no lo merezcamos. A través de Él, nuestras vidas pueden tener un impacto eterno en muchas personas.